En los últimos años la estrategia de las organizaciones se ha transformado, abordando la sostenibilidad en las áreas claves de la compañía, integrando los criterios E (enviromental), S (social) y G (gobernanza) en su modelo de negocio. Contar con aliados en la implementación de la estrategia ESG en la organización es un punto clave.

ESG

Es la forma de canalización de recursos (inversión a largo plazo) hacia proyectos que se centran en dos factores principales: el medio ambiente y la sociedad, donde la gobernanza representa un papel clave en la inclusión de estas cuestiones para la toma de decisiones, es decir, incluyen en sus estrategias empresariales criterios ESG.

Para ASOBANCA, el financiamiento sostenible de los bancos privados de Ecuador es una herramienta en la lucha contra el cambio climático, en la búsqueda de una economía baja en carbono y en la reducción de las inequidades sociales con base a un modelo de desarrollo sostenible e inclusivo de la sociedad.

Este nuevo enfoque de las finanzas supone un cambio de cultura para el mundo financiero al tener un público cada vez más concienciado de lo que pasa en lo social y ambiental, y organizaciones que inician su transformación hacia la sostenibilidad con esta inclusión de criterios ESG, en donde debemos hacernos algunas preguntas:

¿Estoy preparado para que mi proyecto se financie a través de bonos verdes, azules, sostenibles?

¿Cómo se integra el ESG en el plan estratégico de la empresa?

¿Cuál es la ruta hacia la transformación sostenible?

Finanzas sostenibles

Taxonomías

La construcción de taxonomías como herramienta para impulsar las finanzas sostenibles también ha tenido un incremento en la región, al sistematizar criterios basados en la ciencia para identificar aquellas actividades económicas y/o proyectos que contribuyen a la consecución de los objetivos medioambientales y sociales.

En el último año Panamá lanzó su Taxonomía de Finanzas Sostenibles, teniendo como referente la taxonomía elaborada por Colombia y la Unión Europea, cada una con sus peculiaridades y enfoques.

Por un lado contamos contamos con taxonomías verdes, enfocadas en lo ambiental (mitigación y adaptación al cambio climático), en lo social y aquellas que involucran estos dos criterios y se identifican como finanzas sostenibles.

La importancia de contar con taxonomías en los distintos países y regiones, es poder homologar criterios y definiciones básicas para las finanzas sostenibles e impulsar los flujos de capital transfronterizos para impulsar las inversiones sostenibles.

Ecuador no se queda atrás y el 25 de septiembre de 2024, dentro del II Foro de Finanzas Sostenibles de Asobanca lanzó la Taxonomía Sectorial Verde, una herramienta que plantea un sistema para clasificar aquellas operaciones de crédito que son verdes de las que no lo son, promoviendo el financiamiento internacional destinado a objetivos sostenibles.

El 22 de septiembre de 2024, en la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el "Pact for the Future" donde el financiamiento sostenible ocupa un lugar crucial. Este énfasis en el financiamiento sostenible refleja la urgencia de cerrar la brecha entre las promesas y los recursos disponibles, movilizando tanto fondos públicos como privados y apoyando a los países en desarrollo en sus esfuerzos por lograr un crecimiento sostenible e inclusivo.  Algunos puntos importantes a considerar:

  • Cierre de la brecha de financiamiento de los ODS en los países en desarrollo

  • Mejora de la cooperación tributaria internacional

  • Inversión del sector privado en desarrollo sostenible

  • Reforma de la arquitectura financiera internacional

  • Medición de progreso más allá del PIB

Pacto por el Futuro